Cuando me preguntan la razón que me ha llevado a emprender esta experiencia casi no se responder. Yo lo llamaría impulso, a pesar de las connotaciones negativas que tiene la palabra.
Estos viajes hay que meditarlos bien pero los impulsos no tienen porqué ser irresponsables, también son fuertes cargas de energía para pegar un acelerón.
La pregunta sería…y por qué no?
Aquí empezó mi viaje a Calcuta, en el momento en el que no respondí a esa pregunta porque no encontré razones para no venir.
Treinta años, sin pareja estable conocida, sin cargas familiares, sin obligaciones económicas, autónoma en mi vida laboral, sin proyectos profesionales durante el mes de Febrero y con posibilidades económicas para costear el viaje y emocionalmente estable y fuerte, al menos más que en meses anteriores. Por qué no?
Unido al empujón de una gran amiga me condujo a la urgencia del pasaporte y visado, el cambio de divisa y la compra del billete.
Apenas 13 días me separaban del lugar en el que pasaría un mes de mi vida, todavía sin descubrir que me depararía mi viaje.
Sentada en el asiento del avión que me llevara a Paris (mi primera escala) trato de terminar el único libro que me aporte algo de información acerca de la India, país desconocido para mi hasta el momento.
Se que será duro, que encontrare imágenes que me impactaran tanto que me romperán el corazón en mil pedazo, que me quedare paralizada en múltiples ocasiones y que me costara entender muchas situaciones que en mi primer mundo no existen. Para ver esos contrastes nunca se está preparado pero al menos he trabajado con mi mente el control de las emociones que seguramente solo sea capaz de controlar durante un minuto.
Una semana antes de salir, se entremezclaban un millón de pensamientos…miedo y emoción a partes iguales.
A la salida del sol me despertaba asustada y nerviosa y solo se transformaba en entusiasmo a medida que pasaban las horas. Solo pensar en mis ansias de conocer mundo y ayudar a toda esa gente que le falta de todo me impulsaba a coger ese vuelo.
Ano tras ano, mis amigas y yo viajamos a alguno destino lejano. China, Borneo, Tailandia…y visitamos playas paradisiacas, profundas junglas y grandes urbes.
Yo no quiero hacer el mundo más pequeño de como realmente es. Yo también quiero conocer esa parte del mundo que no forma parte de los viajes de placer turístico a los que acostumbramos. Así y con todo esto y mucho más aterrizo en Paris.
HOLA CARIÑO, QUE ALEGRIA SABER QUE ESTÁS BIEN Y DE ALGUNA MANERA ESTÁS CONTENTA ME ALEGRO UN MONTÓN Y QUE LA EXPERIENCIA SEA DE ALGUNA MANERA ENRIQUECEDORA, TODAVIA NO HE LEIDO NADA VOY A VER SI A RATITOS LO PUEDO LEER, VOY HA SACAR COPIAS PARA LLEVARSELAS A TU PRIMA ME IRÉ METIENDO TODOS LOS DIAS PARA SEGUIRTE, CUIDATE MUCHO, COME BIEN, PARA QUE NO TE PONGAS MALITA . UN BESO MUY MUY FUERTE.
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