En el avión a Delhi he conocido a una española, un tanto extraña, así que lejos de darme seguridad me ha provocado aún más inquietud.
Haber viajado a países exóticos con anterioridad no te prepara para estos viajes pero te otorga cierta soltura. Menos mal! Facturando en Madrid, en el mostrado me informan de que mi maleta la recojo directamente en Calcuta. Es decir, ellos se encargan de que mi maleta viaje Madrid-Paris, Paris-Delhi, Delhi-Calcuta. Menos mal que una vez aterrizada en Delhi se me ocurre pasar por la cinta de las maletas para comprobar que mi maleta efectivamente no está y cuál es mi sorpresa cuando allí sobre la cinta estaba mi maleta. Si llego a fiarme…pierdo la maleta por el camino.
Como ya leí en algún foro, pisar la India supone un contraste de olores. El olfato es uno de los sentidos occidentales más perjudicados. Una neblina debida a la contaminación, y un olor a incienso quemado invade el aeropuerto. Por suerte, el olfato se acostumbra rápido.
Cientos de indios se quedan observándote…por ser rubia e ir sola? No entiendo. Por aquí pasan muchos occidentales.
Dispuesta a pasar 6 horas en el aeropuerto, se conecta mi Blackberry al wifi Delhi Airport. Cuál es mi sorpresa cuando me doy cuenta de que no puedo recuperar mi conexión roaming de datos de Vodafone contratada en España por 120 euros. No se configurarla de nuevo y recuperar internet en mi móvil para el resto del viaje.
Tras hacer varias gestiones para que me lo solucionen desde España, por el momento la info que me dan no me sirve para volver a estar operativa en la red.
Batería casi agotada…hay cientos de puntos de luz distribuidos por la terminal para poder cargar el móvil…un pequeño detalle…no he cogido el transformador o adaptador de enchufe y mi cargador es incompatible. Conclusión: sin batería y sin internet. Un poco atacada, trato de salir al exterior del aeropuerto cuando me paran y me dicen que no está permitido salir. Hablo con la compañía aérea con la que viajo para que me hagan un documento acreditando mi persona y me permitan salir del aeropuerto con la excusa barata de que mi amiga está viniendo en taxi y no tiene dinero para pagarle. Me acompañan a buscar a mi amiga, que amiga? No existe.
Finalmente, disuado al chaval y me deja sola fuera. Por fin me fumo mi cigarro con un café latte que me pido en una especia de Starbucks local. Sabe raro…a ver…sabe muy raro…
Otra gran sorpresa…leo que el 70% de la leche producida en India está infectada con detergente y sal. En fin…ahora sí que he entrado en el país.
Tengo la sensación de que voy a necesitar muchas cosas que no he tenido en cuenta, asi que cojo del avión, cubiertos, la manta, la almohada y hasta el desinfectante del WC. Seguro que le encuentro alguna utilidad.
Aquí todo es diferente, hasta los coches de la policía parecen furgonetas de los cazafantasmas, llenas de antenas y focos giratorios. Las escopetas que lleva la policía parecen las de tiro a las latas de los feriantes, lejos de intimidar, dan ganas de jugar con ellas.
Miro mi pulsera en mi mano derecha y vuelvo a la calma.
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